Desde ELT nos dejan una interesante reflexión sobre la iluminación navideña, un derroche de luz y energía que cada vez levanta más voces en su contra.
Según informes de la ONU, en el 2050 el 70% de la población habitará en ciudades y esto supone un reto en sostenibilidad y en que las ciudades deben diseñarse para adaptarse a requerimientos de más habitantes y visitantes, respetando su diversidad.
Hoy en día, las ciudades son las principales emisoras de contaminantes, siendo la principal emisión, la causada por la contaminación lumínica. Esto se debe a aumento en alumbrado nocturno, con agravantes como la iluminación navideña. En España, la contaminación lumínica se ha multiplicado por 10 en los últimos años, convirtiéndonos en el 3r país más contaminantes de Europa.
Hay que comenzar a percibir el exceso de luz nocturna en exteriores como lo que es, un contaminante. Debemos mejorar la calidad de la iluminación para que sea confortable y eficiente. No se trata de apagar farolas, sino de adecuar los niveles de iluminación a las recomendaciones internacionales, poner LEDs e iluminar solo las áreas que se necesiten, de arriba hacia abajo y sin dejar que la luz se disperse.
ELT cuenta con las luminarias de alumbrado público EXEYA y ELODIA, equipadas con módulos LED y drivers de altas prestaciones, que cumplen con los parámetros luminotécnicos exigidos en los reglamentos E0 (áreas intrínsicamente oscuras como observadores astronómicos mayores de categoría internacional) y E1 (zonas rurales relativamente deshabitadas, donde las carreteras están sin iluminar), ofreciendo temperaturas de color adecuadas para estas zonas como PC ámbar o 2200K.